¿MEDELLÍN UN HOGAR PARA LA VIDA?
El pasado 23 de marzo el concejal Luis Bernardo Vélez Montoya, denunció y solicitó investigación frente a presuntas violaciones a los derechos fundamentales de habitantes de la calle en la capital antioqueña.
La Alcaldía de Medellín creó un albergue llamado “Centro para la Protección a la Vida”, ubicado en el centro de la ciudad. En dicho lugar “son 160 personas las que están reteniendo en contra de su voluntad, bajo la figura de batidas ilegales a ciudadanos violando la constitución y la ley colombiana, en la que vulneran sus derechos fundamentales” señaló Vélez Montoya para El Espectador.
Pero eso no es todo, según el concejal, al parecer hay un sitio adecuado con jaulas para encerrar en las noches a los indigentes. ¿Qué tan cierta será esa información? Puesto que hasta el momento la mayoría de los medios locales han asumido un silencio cómplice. Mientras que Luis Fernando Suárez, vicealcalde de Gobernabilidad de Medellín, afirmó que en el Código Nacional de la Policía y el decreto expedido por la Alcaldía “permiten una retención de hasta un periodo de 24 horas de estas personas”. ¿Qué papel entonces juega la Personería y la Defensoría del Pueblo en estos casos? Porque por lo visto han preferido ignorar tangencialmente este tema.
Parece ser que se está convirtiendo en costumbre para la alcaldía hacer este tipo de atropellos a pocos días de eventos internacionales, como el Foro Urbano Mundial que tendremos del 7 al 11 de abril en nuestra ciudad, confinando a los habitantes de la calle a estar enjaulados para que no incomode a los extranjeros como se ha visto en eventos pasados como el concierto de Madonna y la Asamblea del Bit.
Lastimosamente como ciudadanos somos permisivos y hemos demostrado poco el interés por políticas públicas que garanticen mínimamente la seguridad para este grupo de personas, (porque a muchos les estorban y les huelen mal); pero si la situación sigue en manos del supuesto hogar para la vida que promulga la alcaldía local y nuestra indiferencia, terminarán confinados al olvido y pisoteados por mantener una imagen de una ciudad que realmente no existe.

















